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Mostrando entradas de enero, 2010

CRUCES EN EL CAMINO

La carretera interminablemente recta se extiende a través de los desiertos campos de Enero: duros y resecos. Los árboles que bordean el camino extienden su sombra sobre el asfalto, provocando en los conductores un estupor hipnótico. Mario conoce la sensación: los brazos engarrotados y los reflejos aletargados. Ahora el no va manejando, así que se deja llevar por el arrullo del camino. El autobús se balancea de un lado a otro; recorre caminos imposibles a través de paredes verticales. Atrás los pasajeros cantan: ― Al chofer no se le para. Al chofer no se le para. No se le para el camión. La espalda le duele, tiene tantas horas de conducir: una vida entera; los ojos le arden furiosamente: un insoportable peso cuelga de sus párpados; rendirse al sueño es una tentación mortal que lo seduce. Mario despierta con un respingo en el asiento del automóvil que gentilmente se detuvo para recogerlo en esta carretera olvidada. ― ¿Qué tal durmió? ― Pregunta el conductor sin distraer su mirada del cam