El automóvil recorre las callejuelas de la ciudad a una velocidad aterradora. Leonardo conduce concentrado en el camino, sus manos sostienen firmemente el volante, su mirada nerviosa recorre todo el campo visual al frente, de rato en rato se quita el sudor de la frente. No puede permitirse equivocar una vuelta en este torcido laberinto de casas y calles truncas, el tiempo apremia, no sabe si atrás de ellos vienen los perseguidores que intentaran cerrarle el paso, averiguarlo puede ser su perdición. Al manejar Leonardo tampoco deja de pensar en Sofía. A su lado Sofía va pensando en el guardián, regocijándose de la forma en la que se hicieron cargo de él. Ella caminando desde la esquina con ese paso sexy tan natural e infalible. El polizonte viendola sin quitarle el ojo de encima. Sofía acercandose, mostrando el amplio escote de su blusa y la ausencia de sosten. Una sonrisa coqueta es suficiente para hacerlo perder la cabeza. Y Leonardo, que se acerca por la espalda...
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.