Subiendo los escalones rumbo a la casa, Jonás se detiene un momento a recuperar el aliento. Mira hacia el horizonte montañoso y ve el atardecer. Las nubes se inflaman con la luz del Sol en esplendorosos tonoso dorados, un cielo azul puro y cristalino rodea las nubes mientras las sombras de la noche se extienden por doquier. Extasiado Jonás deja volar su imaginación y se ve a sí mismo al timón de un velero, el viento en el rostro el aroma salino del mar con la proa dirigida al horizonte sin final. Por la ventana de la casa escapa el sonid de alguien tosiendo. Eso saca a Jonás de su ensoñación y apresura los últimos pasos para llegar a la puerta. Antes de abrir no puede evitar voltear de nuevo y prometerse a sí mismo: Algún día volveré, espérame mar color turquesa, espérame tempestad, algún día volveremos a encontrarnos.
Estoy frente a la pantalla de mi computadora, pensando en la orfandad. En abril de 2022 falleció mi maestro Arturo Arredondo. Afrontar la pérdida de un ser querido significa lidiar con distintas emociones desde la culpa hasta el agradecimiento, preguntándome ¿Hay algo que podría haber hecho por él? o ¿Esto habría cambiado en algo lo que sucedió? ¿Qué puedo hacer ahora para honrar su memoria? En este punto siento que lo más lamentable de la perdida de Arturo es que ya no habrá nuevos escritores que encuentren en su generosa presencia una fuente de conocimiento y la calidez de la comunidad formada a su alrededor. Nació en Tapachula, Chiapas, el 26 de agosto de 1938. Narrador y poeta. Estudió Comunicación en la UNAM, con especialización en Cine. Fue crítico de cine; coordinador de talleres de Creación Literaria de la UAM, y de cursos-taller de cine y Literatura, en el INBA. Fundador y director honorario de la revista literaria Voces de la Primera Imprenta . G...