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PUEBLO PERDIDO

 Estampas de solo dios sabe dónde. Lost Town, prints from only God knows where . Todas las calles de pueblo perdido son callejones sin salida. En los letreros que dicen Road End se pueden ver rasguños de uñas. All the streets of lost town are dead ends. On the signs that say Road End you can see nail scratches. El rumor dice que uno de los caminos que sale de pueblo perdido lleva directo a la autopista interestatal. Nadie ha regresado para corroborarlo. The rumor says that one of the roads that leaves Lost Town leads directly to the interstate highway. No one has returned to corroborate it.  Los días son largos en pueblo perdido, algunos viajeros cuentan que se puede escuchar el suspirar del pueblo a través de la boca de un pozo seco. The days are long in Lost Town, some travelers say that you can hear the sigh of the town through the mouth of a dry well.  Cuentan los viajeros que en las mañanas en Pueblo Perdido huele a  huevo y tocino frito, pero por más que
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ANTRO

El Triunfo es la cantina de mayor tradición del rumbo. Durante algunas semanas estuvo clausurada,  como suele estarlo con cierta regularidad. Nicolás caminó varias veces el cada vez más largo camino desde su casa para encontrar la cortina abajo y los ostensibles sellos de clausura. Esa tarde, con alegría la encontró abierta; tiene muchas cosas por hacer, pero en varias formas necesitaba regresar aquí: Cruzar la puerta vaquera, aspirar el aroma a cigarro, alcohol, detergente de pisos, sudor y pasiones. Se sienta en su lugar; la misma mesa en casi cuarenta años, apartada del barullo de otras mesas pero con vista de todo el establecimiento. Observa a su alrededor; no hay rostros conocidos, únicamente jóvenes imberbes que hacen sus primeros acercamientos al alcohol y a las mujeres. Se recuerda a si mismo, el día en que entro por vez primera a El Triunfo, junto con sus amigos del colegio, después de escapar de clases.   Fue esa ocasión que encontró a su padre en la misma canti

DENTRO DEL HOYO

"Saca tu ropa interior de plomo”. El tono del informante no admitía duda; cancelo todas sus actividades del día; abordó el helicóptero de la compañía en la azotea del edificio en el centro de Los Ángeles e inicio el plan de contingencia. Desde su asiento Bill observa como pasan bajo sus pies los suburbios a gran velocidad y en poco tiempo se interna en las montañas; aún sostiene un palo de golf entre sus manos: estaba a punto de partir a su práctica vespertina cuando recibió la llamada de su contacto en las altas esferas del gobierno.  El mismo que le había mantenido informado respecto a la mas reciente crisis de seguridad  que se había mantenido en secreto: varios submarinos nucleares cortaron comunicación con sus comandos ; un supuesto accidente en el atlántico norte encubría el hundimiento de uno de los submarinos rebeldes por la flota que los persigue. Pero en las ultimas horas se había perdido el rastro de varios de ellos dirigiéndose a las costas. En cuestión de horas s

RAPIÑA

Por las calles de la colonia va corriendo un muchacho; viste el uniforme de la secundaria cercana a pesar de que hace mucho fue la hora de la salida. Se detiene frente a la puerta cerrada de una vecindad que fue reconstruida después  de los sismos del ochenta y cinco. Lanza una piedra a la ventana del tercer piso, a continuación grita "Toño". Antonio se asoma a la puerta del departamento, desde allí  habla a gritos con su compañero de salón. Regresa a la vivienda, se sienta a la mesa y termina de dos bocados el guisado que almorzaba. - Ahorita vengo Mamá. - Dice Antonio apresurado con la boca aún llena. - ¿A donde vas? - Reclama Constanza. - Quique dice que se volteo un trailer en la curva de la Raza, quiere que vaya con él a verlo. - Esta bien, pero tengan cuidado con los coches; no te tardes porque te toca lavar los trastes. - Sí, nos vemos. Antonio sale y sus hermanos menores lo ven bajar la escalera deslizándose  por el barandal. - ¿Yo también pued

ESCARBANDO

  En el fondo del ropero, detrás de los sacos y camisas en desuso, esta el viejo archivero; una caja de madera forrada, cubierta de polvo y con olor a naftalina. La cerradura de la tapa casi hace desistir a Adriana, pero al comprobar que los broches abren sin necesidad de llave, se decide a sacar el archivero, sujetándolo de sus dos manijas; lo coloca en el suelo junto a la cama. Adriana se detiene un momento a pensar la conveniencia de abrir la caja. La sensación de estar profanando la privacidad de Humberto le detiene; sin embargo el mismo Humberto le pidió ayuda para buscar su acta de nacimiento.  Después de revisar los cajones de todos los muebles de la casa y no encontrarla en ningún lado, el único lugar donde no ha buscado es en el archivero. Adriana se decide a abrirlo, pero únicamente buscara el acta. Corre los broches: levanta la tapa y se da cuenta que no será tan fácil como pensó. En el archivero han sido depositados por años, sin ningún orden, las memorias de la

UN HOMBRE BREVE

Conocí a Rafa García hace diez años, cuando empecé a frecuentar el restaurante donde él trabajaba, en el centro de la ciudad. Como aspirante a escritor me habían recomendado observar a la gente; entonces pensé que no habría mejor lugar donde observar a diversas personas, sin que estas se molestaran, que en un restaurante. De esa forma entre en aquel establecimiento, pedí una taza de café y empecé a tomar nota de lo que veía. Es curioso, pero no repare en Rafa hasta mucho tiempo después.  El servicio del restaurante era excelente: las ordenes eran servidas con prontitud y sin errores; las mesas siempre estaban limpias y listas para recibir comensales;  en una ocasión me senté en una recién desocupada: las gentes dejaron un autentico regadero sobre ella.  Apenas estaba acomodado en la silla llego Rafa: un hombre bajo y moreno vestido con uniforme blanco y negro,  a levantar los trastes.  Con la habilidad de un equilibrista, la pericia de un carterista y una fulminante velocidad co

UNA ESPERA DE MIL AÑOS

Un año más, como es tradición un cuento especial para celebrar. Este relato es continuación directa del cuento "Una misión de rutina". Les recomiendo leerlo antes de empezar con este. Las luces del salón se encienden sin titubeos, iluminando una mesa de inoxidable acondicionada   como quirófano y en cada una de las paredes laterales cinco cámaras criogénicas individuales.  Aron recorre el salón hasta llegar al otro extremo. Activa los controles, se encienden los monitores junto a cada cámara. Inicia el autodiagnóstico del sistema. Docenas de micro-robots emergen de nichos en la pared e inician el proceso de limpiar las superficies del salón.  Aron desliza un panel revelando el entramado de conductos y cables que se extienden tras las asépticas paredes del recinto. Satisfecho comprueba que la alimentación eléctrica funciona perfectamente. Escoge dos cámaras, la última y la penúltima del lado izquierdo, la suya será la más cercana a la consola de control. Abre la tapa