Los cinco nos paramos al pie de una profunda barranca; en medio de un bosque seco y requemado por el sol en la sierra de Guerrero. Antes de bajar Bernardo nos lanza un discurso; una vez más confirmo que es un fantoche: ― A ver mariquitas: aquí empieza la aventura, no quiero que nadie se me raje a medio camino, ¿entendieron? Felipe es el primero. Se sostiene de las rocas dando la espalda a la barranca, desliza los pies en el vació del abismo. Encuentra con el tacto el tan esperado punto de apoyo: empieza a descender. Cuando Felipe va a medio camino Efrén hace otro tanto: después me toca a mi. Es angustiante pensar que si algo sale mal caeré más de cincuenta metros hasta el fondo de la barranca; por eso no pienso: me concentro en encontrar el escalón de hierro con la punta de mi zapato. Lo toco: suspiro de alivio; me deslizo aún con el alma en un hilo, mi otro pie se apoya: ahora el siguiente escalón. Al fin sujeto la escalera con mis manos: ¡Que bien se siente! Descien...
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.