Los insectos nocturnos zumban y chirrían entre las ramas de los árboles en una gran variedad de tonadas. Hacía todas direcciones la luz de la linterna ilumina los mismos troncos cubiertos de musgo; y la neblina que va deslizándose entre las ramas, envolviéndolo todo con su aliento helado. Gustavo y Leonor caminan por el sendero, buscando alguna roca o un arbusto familiar que les indique el camino de regreso al campamento. ― Tengo frió. ― Se queja Leonor. ― Si, mi amor, ― responde Gustavo, ― yo también, pero tenemos que seguir moviéndonos hasta encontrar el campamento. ― Estamos perdidos Tavo. ― No te desesperes, no debemos estar lejos. Cuando Gustavo se alejo para buscar leña, cargo con su linterna; pero esta fallo cuando traía algunas ramas a no más de cien pasos de la tienda de campaña y la fogata. Al principio Gustavo pensó que no sería difícil reencontrar el camino de regreso, pero le sorprendió la rapidez con la que uno se puede desorientar en la oscurid...
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.