Lucio se sirve una copa una copa de Oporto. Se sienta en su sillón y espera. Enciende un habano, del cual se desprende gruesas hebras de humo que son absorbidas por el tubo de ventilación mas cercano. Resopla al mirar el cronometro sobre la puerta de la habitación: todavía faltan unos minutos. Mira a Simón: sentado en su sillón, leyendo un libro. Al sentirse observado levanta la vista, baja sus gafas de lectura y dice: “No tarda en llegar”. Lucio da un trago a su Oporto y vuelve a mirar el cronometro. ¿Por qué conserva todos esos libros? Se pregunta después de un rato; voltea a mirar a Simón de nuevo, lo ve rodeado de ellos, amorosamente acomodados en estantes sobre tres de las paredes de la habitación. Piensa que es una especie de fetichismo el mantener tantos ejemplares, sobre todo si puede consultarlos de la base de datos. Otro trago y otro vistazo al cronometro: la espera le parece una eternidad, en cierta forma lo es. Nuevamente divaga respe...
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.