-Ya no existen lugares como este. Comenta un parroquiano con otro, sentados en una mesa del Restaurante. El Hombre Gris lo escucha desde su lugar en la barra del Bar. Se sonríe para sus adentros; que ironía que precisamente ellos digan eso, que es tan cierto. -Ya no hay lugares como este,- prosigue, - donde puedes tomarte una copa tranquilamente por unos cuantos pesos. El Hombre Gris da un trago a su cerveza y mira a su rededor. Mira las pequeñas mesas de madera y la gente sentada alrededor de ellas, empleados, burócratas en su tiempo libre, alguno que otro borracho, unas pocas mujeres bien acompañadas. Mira las paredes descoloridas, decoradas con cuadros de todos tamaños, paisajes, retratos, y desnudos, la mayoría bastante mediocres. Por la puerta de la calle se cuela la segadora luz del sol, y el continuo movimiento de sombras adivina el intenso paso de vehículos y peatones por la avenida. Frente a él esta un largo espejo de bordes ornamentados, rodeado de v...
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.