El sol resplandece sobre el mar, creando innumerables reflejos diamantinos en la superficie. Las olas rompen suavemente, deslizándose hasta desaparecer en la playa privada del exclusivo hotel; en la arena hay un castillo a medio construir, palas cubetas y rastrillos de juguete. Dos niñas chapotean cerca de la orilla; se lanzan con las olas dejando que las arrastre, para adelante y para atrás. Ríen y se lanzan agua entre ellas. Desde el cuarto que da a la playa, Lena las observa jugar, en sus brazos carga u par de toallas. Simón, su esposo, se acerca por atrás y le da un beso detrás de la oreja. ― Ya es hora de empacar, cariño. ― Le susurra al oído. ― Me las voy a llevar. ― Anuncia Lena con un tono que no admite reclamaciones. ― Lo siento mi amor, pero no es correcto... ― Dime si no son encantadoras. ― Si, lo son, a mi también me gustan, pero recuerda que son del hotel. Las niñas dan un grito de sorpresa y alegría cuando una ola grande las tira y las arrastra entre su espuma y la arena....
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.