Muchos dicen que la estadística no sirve de nada; sin embargo he visto en ellas el interés de algunos lectores por este relato de Theodore Sturgeon; así que procederé a comentarlo con una advertencia: Ninguna reseña por buena que sea sustituye la lectura de la obra; el objeto de reseñar novelas, y en este caso relatos, es precisamente el promover la lectura de estos, por eso intencionalmente procuro no revelar el final de las tramas.
"Cuando hay interés, cuando hay amor" fue publicada en Septiembre de 1962 en la revista Fantasy and Science Fiction en un número monográfico en honor de Theodore Sturgeon.
El relato se desarrolla con la técnica del péndulo, es decir: la narración inicia en un punto adelantado de la trama, cercano a un clímax, posteriormente van intercalándose los antecedentes de los personajes y de la historia a la vez que se avanza en el punto desde el que se inicio el relato, esto permite atrapar al lector, quien se encuentra al empezar con una situación limite que lo engancha; los antecedentes permiten resolver las preguntas que de inmediato surgen en la mente del lector; al ir alternadamente del presente al pasado la narración, se puede dosificar la información que el autor le proporciona al lector hasta lograr la resolución del conflicto al mismo tiempo que se revela el último de los misterios.
En un fragmento del relato, Sturgeon condensa la trama: “la historia del muchacho que se convirtió en su propia madre”.
El inicio es una deslumbrante descripción del ser amado a través de los ojos de la protagonista, no es solo su retrato físico, es una minuciosa exploración del estado de enamoramiento; a continuación esa armonía se rompe en una explosión de dolor y desesperación. Una de las características de la prosa de Sturgeon es su maestría en crear expectativas en el lector y en un momento dado trastornar la situación por completo, ya sea en relatos de Fantasía, de Ciencia Ficción e incluso en las situaciones cotidianas que aparecen constantemente en sus cuentos y novelas.
Los flashbacks que se suceden al conflicto planteado en el primer párrafo siguen un eje temático: Las biografías de diversos personajes; bajo la siguiente premisa, hay biografías que aparecen en los libros al alcance de todos, también hay otras biografías que conocen muy pocos, las hay que solo uno la conoce, ¿A que viene todo esto? Al hecho de que una persona no es solo el cuerpo con el que nació, también es la historia que lo acompaña, los orígenes y desarrollo que lo hacen una persona única, irrepetible.
Inicia con la biografía de Gamaniel Wyke, un acaudalado yanqui que decide ocultar su riqueza de los ojos del mundo después de percatarse que ser causa de codicia es un pecado, como la codicia en si misma.
Keogh ascendió hasta ser el director de la corporación de los Wyke, al grado de ser casi de la familia, su jefe Sam Wyke lo comisiona para pasear a su hija y heredera Sylva Wyke, al cabo de un tiempo acabaría volviéndose tutor de la pequeña, dirigiendo su educación hasta convertirla en la digna heredera de un inmenso imperio empresarial.
Guy Gibbson no era más que un muchacho que gustaba merodear junto a su amigo Sammy por las fincas de la región. Pero cuando entraron a la propiedad de los Wyke, dominada por un impresionante castillo, oculto a la vista de los curiosos, descubrieron un jardín y un estanque-lago-piscina de una suntuosidad más allá de lo que consideraban posible: con cascadas, playas artificiales, construcciones sumergidas y un muelle con barcos y casas en miniatura.
Guy regresaría en otra ocasión y a punto estuvo de ahogarse dentro del estanque, cuando se encuentra con la muchacha que allí vivía: Sylva Wyke.
El amor surge entre los dos jóvenes y a pesar de la oposición inicial de Keogh se casan.
En este momento regresemos a la escena inicial, la historia que se intercala con los antecedentes: Guy padece un severo cáncer de testículos y le quedan seis semanas de vida. Sylva con determinación afirma que no lo dejara morir e inicia un proyecto, moviendo todos los recursos necesarios para mantenerlo con vida. En los años sesenta, cuando fue escrito el relato, o mas aún veinte años antes como se insinúa al final, el tratamiento del cáncer no era mas que una teoría que se investigaba, no existía quimioterapia, ni tratamientos con radiación, por eso no suena tan descabellada la idea que se plantea respecto a la metástasis del cáncer en el pulmón y sus semejanzas con óvulos fecundados.
Por supuesto, estamos a años de distancia de la fecundación en vitro, de la oveja Dolly y la clonación de mamíferos superiores y la invernación criogénica aún no se desarrolla; aunque tales desarrollos tecnológicos ya no despierten las mismas emociones que cuando fue escrito este relato, tienen un papel esencial en la trama y sorprenden no en si mismos, si no como parte del esfuerzo de Sylva y su determinación de tener de regreso a su amado Guy.
Por último, en un giro genial de Sturgeon, al final en una nota del autor, le habla al lector, sobretodo a aquel que acaba de cumplir veinte años, le cuestiona sobre las ocasiones en que su vida parece dirigida en cierta dirección, como se acumulan obstáculos en ciertos aspectos de su vida al tiempo que hay otros que se le muestran con inesperada facilidad, y le hace la promesa: cuando ella despierte será lo mas maravilloso que te ha ocurrido.
Nuevamente reafirmo la invitación a leer “Cuando hay interés, cuando hay amor”, nunca será una perdida de tiempo.
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