En el parabrisas se estrellan las primeras gotas; en el techo se escuchan caer, grandes y pesadas: se desata la lluvia. Escucha el rodar de los automóviles sobre el pavimento mojado, bajo la luz de los postes ve caer la lluvia como en acción retardada; los cristales empiezan a empañarse. Agustín se acerca corriendo al automóvil bajo la lluvia, abre la portezuela salpicando a Cristina. ― El teléfono estaba muy lejos. –se disculpa, Cristina sacude su sweater. ― Ya viene mi papá en camino, ¡ah como esta lejos el teléfono! ― Sí, ya te entendí. – Replica Cristina en tono molesto. La pareja permanece en silencio, viendo pasar las luces de los automóviles por la avenida. Agustín se estruja las manos mientras espera ayuda; por teléfono explico a su padre como el automóvil se detuvo sin causa aparente: esté prometió estar en el lugar lo antes posible. Nervioso, sin nada mejor que hacer, Agustín juguetea con los botones de su saco y con el nudo de su corbata. No puede dejar de pensar en lo bocho...
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.