Subiendo los escalones rumbo a la casa, Jonás se detiene un momento a recuperar el aliento. Mira hacia el horizonte montañoso y ve el atardecer. Las nubes se inflaman con la luz del Sol en esplendorosos tonoso dorados, un cielo azul puro y cristalino rodea las nubes mientras las sombras de la noche se extienden por doquier. Extasiado Jonás deja volar su imaginación y se ve a sí mismo al timón de un velero, el viento en el rostro el aroma salino del mar con la proa dirigida al horizonte sin final. Por la ventana de la casa escapa el sonid de alguien tosiendo. Eso saca a Jonás de su ensoñación y apresura los últimos pasos para llegar a la puerta. Antes de abrir no puede evitar voltear de nuevo y prometerse a sí mismo: Algún día volveré, espérame mar color turquesa, espérame tempestad, algún día volveremos a encontrarnos.
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.