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Mostrando entradas de 2017

DENTRO DEL HOYO

"Saca tu ropa interior de plomo”. El tono del informante no admitía duda; cancelo todas sus actividades del día; abordó el helicóptero de la compañía en la azotea del edificio en el centro de Los Ángeles e inicio el plan de contingencia. Desde su asiento Bill observa como pasan bajo sus pies los suburbios a gran velocidad y en poco tiempo se interna en las montañas; aún sostiene un palo de golf entre sus manos: estaba a punto de partir a su práctica vespertina cuando recibió la llamada de su contacto en las altas esferas del gobierno.  El mismo que le había mantenido informado respecto a la mas reciente crisis de seguridad  que se había mantenido en secreto: varios submarinos nucleares cortaron comunicación con sus comandos ; un supuesto accidente en el atlántico norte encubría el hundimiento de uno de los submarinos rebeldes por la flota que los persigue. Pero en las ultimas horas se había perdido el rastro de varios de ellos dirigiéndose a las costas. En cuestión de horas s

RAPIÑA

Por las calles de la colonia va corriendo un muchacho; viste el uniforme de la secundaria cercana a pesar de que hace mucho fue la hora de la salida. Se detiene frente a la puerta cerrada de una vecindad que fue reconstruida después  de los sismos del ochenta y cinco. Lanza una piedra a la ventana del tercer piso, a continuación grita "Toño". Antonio se asoma a la puerta del departamento, desde allí  habla a gritos con su compañero de salón. Regresa a la vivienda, se sienta a la mesa y termina de dos bocados el guisado que almorzaba. - Ahorita vengo Mamá. - Dice Antonio apresurado con la boca aún llena. - ¿A donde vas? - Reclama Constanza. - Quique dice que se volteo un trailer en la curva de la Raza, quiere que vaya con él a verlo. - Esta bien, pero tengan cuidado con los coches; no te tardes porque te toca lavar los trastes. - Sí, nos vemos. Antonio sale y sus hermanos menores lo ven bajar la escalera deslizándose  por el barandal. - ¿Yo también pued

ESCARBANDO

  En el fondo del ropero, detrás de los sacos y camisas en desuso, esta el viejo archivero; una caja de madera forrada, cubierta de polvo y con olor a naftalina. La cerradura de la tapa casi hace desistir a Adriana, pero al comprobar que los broches abren sin necesidad de llave, se decide a sacar el archivero, sujetándolo de sus dos manijas; lo coloca en el suelo junto a la cama. Adriana se detiene un momento a pensar la conveniencia de abrir la caja. La sensación de estar profanando la privacidad de Humberto le detiene; sin embargo el mismo Humberto le pidió ayuda para buscar su acta de nacimiento.  Después de revisar los cajones de todos los muebles de la casa y no encontrarla en ningún lado, el único lugar donde no ha buscado es en el archivero. Adriana se decide a abrirlo, pero únicamente buscara el acta. Corre los broches: levanta la tapa y se da cuenta que no será tan fácil como pensó. En el archivero han sido depositados por años, sin ningún orden, las memorias de la