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Mostrando entradas de 2011

EL FABRICANTE DE MUÑECOS

  ― ¿Qué se siente crear personas? Pregunta el hombre rico. Denise hace una pausa en el ensamble del prototipo antes de responder. Piensa en lo que realmente le esta preguntando: le pregunta que se siente engañar a la gente con sus creaciones; pregunta si existe algún tipo de satisfacción que solo se obtiene al embaucar a sus clientes, en verlos actuar tal como si su creación fuera verdadera; Quiere que le cuente las veces que ha visto llorar a clientes al ver el rostro del ser querido cuando les presenta el replicado que ha construido. ― Es un trabajo, como cualquier otro. Le contesta con ese desdén que significa: “no es cierto y no te diré la verdad”. Termina de armar el prototipo: un androide femenino que utiliza para demostrar al cliente la perfección de su trabajo. Sentada en un sillón de la oficina de su cliente, el androide sonríe y cruza coquetamente la pierna. Denise le señala cada una de las características físicas y mecánicas del modelo estándar y las modificacione

LA EDUCADORA

Se supone que te deberían gustar los niños; es lo que todo el mundo dice. Quizá antes, pero ya no, después de tantos años de sufrir con los hijos de otras. Lo que al principio pareció una buena idea se ha convertido en la peor parte de la tortura: la soledad y la derrota es más amarga cuando acaricias lo que nunca podrás poseer. Constantemente escuchas decir lo dulce que es tu labor; son mentiras. Los niños son criaturas siniestras, lo demás no pueden entender como los pequeños confabulan contra ti, como te atormentan larga y lentamente con su maléfica inocencia. Guardas una muñeca en el fondo de un cajón, lejos de las miradas indiscretas; esta allí desde que alguna niña descuidada la olvido y nunca la reclamaron. La sacas de vez en cuando, siempre en las tardes, a solas y en silencio. Acaricias su cabello de estambre y estrechas el suave cuerpo de trapo. A veces crees que es un niño, de carita sonrosada, ojos juguetones y cabello laceo, tal como lo has soñado, con su

POLVOS DE OLVIDO

Román recorre el camino a pie: el viento eleva el polvo que se acumula en una cuneta a la orilla de la carretera. El sol quema su cuello y el tirante de su maleta le ha rozado el hombro; pero disfruta de este maldito paseo. Lleva puesto sus pantalones vaqueros favoritos, sus botas altas y lentes oscuros. Caminar por estos campos de magueyes amarillentos le sienta bien, como que le da estilo. Se detiene a orilla del camino y arranca una varita de zacate para metersela entre los labios: ahora si, se siente todo un “cowboy”. Durante algún tiempo el terreno había sido invadido, pero después de mucho tiempo y pleitos legales aquella gente se fue, dejando la casa y los alrededores tan deshabitados como siempre. Nada crece en el desolado paraje, solo el pasto reseco cubre las lomas y parte del lecho seco del lago. Román mira la casa desde la maltrecha cerca. Es ganancia que aún permanezca de pie. ¿Qué tanto podrá arreglarla? Se pregunta, solo el tiempo lo dirá. Después de todo será una b

RESEÑA: CRIMEN Y CASTIGO

Normalmente escribo la reseña de un libro a los pocos días de terminar su lectura, cuando en la memoria están frescos todos los detalles de la trama. En el caso de “Crimen y Castigo” no es así; han pasado semanas desde que deje el volumen de 476 páginas. Es necesario alejarse un poco de esta obra para apreciarla en su justa dimensión. Crimen y Castigo de F.M. Dostoievski, es la historia de Rodión Romanovich Raskolnikov; ex estudiante de leyes en la ciudad de San Petersburgo en los años alrededor de 1860. Rodion es solitario, meditabundo, orgulloso e irascible; vive en una diminuta habitación que le renta la madre de su prometida, la cual falleció tiempo atrás. Frustrado, viviendo con tantas restricciones, casi sin comer, la salud de Raskolnikov va mermando, mientras elabora planes. En esta situación Rodion tiene un encuentro que parece trivial, pero tendrá enorme importancia en su futuro: En una taberna conoce a Marmeladov, un ex funcionario alcohólico quien le cuenta su tri

VARADOS

Vaya si conozco los aeropuertos, son algo mucho más complicado de lo que parecen a simple vista, no es por nada, pero ya he estado en muchos, siempre me han fascinado; pero ahora estoy llegando a odiar este. Sentada, atrapada y perdida en esta sala de espera, reflexiono sobre cómo llegue hasta aquí. También pienso que cambiaria del pasado, de poder hacerlo y no pasar el año nuevo tan lejos de mi Mario. Se lo que dice la gente a mis espaldas: que soy complicada, eso no es cierto, la verdad es que en la vida solo tengo dos pasiones: la ropa nueva y los viajes; puede decirse que nací para ellos. Mario me ha proporcionado una aceptable cantidad de ambos. Hemos visitado Tokio, Rió de Janeiro, Nueva York, Los Ángeles, La Habana, entre muchos otros lugares. Siempre quise hacer este viaje, conocer Paris. Y aunque no puedo caminar por sus calles, recorrería en taxi los campos Elíseos, la orilla del Sena, y sentada al borde de la cama vería la torre Eiffel, no pediría nada más, mi únic

RESEÑA: PÓRTICO de FREDERICK POHL

En el puerto espacial Gateway , Pórtico en español, hay varios cientos de naves interestelares disponibles para quien este dispuesto a pilotearlas y explorar el cosmos infinito; suena interesante, pero al abordar estos vehículos de origen extraterrestre no existe la certeza de a donde se dirige y un alto porcentaje de exploradores muere en el viaje o nunca regresa. Bajo estas condiciones pocos se atreverían, por lo cual la compañía que administra Pórtico ofrece una generosa recompensa por cualquier objeto de valor o descubrimiento que se obtenga de los viajes. Cada uno de los prospectores tiene que considerar los dos aspectos y confiar en su suerte antes de hacer cualquier viaje: la ambición por una no siempre segura recompensa y el temor a una muy probable horrible muerte. Este es el universo que nos ofrece Frederick Pohl en su novela Pórtico, ganadora de los premios Nébula y Hugo de 1977 y 1978, desde la perspectiva de Robinette Broadhead , también conocido como Rob

MEFITICO

Otra vez están tocando a la puerta. Arcadio ignora los golpes, no espera a nadie. Se ha quedado dormido sentado en su sillón; siente los resortes encajarse en su espalda y las tablas de madera crujir a cada uno de sus movimientos. Pone la mano sobre el apoya brazos para levantarse; sus dedos penetran la tela corroída y toca el relleno, que parece disolverse al contacto. Es medio día y hace un calor bochornoso en el departamento; otra vez Arcadio se siente más que sucio, hediondo. Va al baño e intenta tomar un baño, con la vana esperanza de que el agua limpie esa pesadez que lo agobia. La cañería rechina al abrir la llave de la regadera, surge un chorro de agua fría que al tocar la piel de Arcadio se torna marrón y espesa, se desliza pesadamente por su cuerpo hasta formar un charco burbujeante que tarda en ser absorbido por el desagüe. Arcadio permanece desnudo en el baño por un rato, mientras la humedad de su piel se evapora. La última de sus toallas es un jirón inservible que cuelga