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Mostrando entradas de 2014

ARRULLO DE UNA TIERRA PROMETIDA Y NEGADA

Una vieja nave espacial reingresa a la  atmósfera  terrestre. Sobre el terso terciopelo oscuro que es la noche en la tierra vista desde el espacio la nave se enciende como una antorcha que va dejando un rastro de efímeras chispas, menos de un minuto trascurre antes de que la flama se divida en tres y estos a su vez en otros tres. Va quedándose a la zaga y desaparece finalmente. Desde la ventana de la nave Nico observo la destrucción del ingenio espacial con tanto interés como un niño de la tierra vería una estrella fugaz. Nicolás Pineda tiene diez años y toda su vida ha trascurrido dentro de la nave en la que su abuelo regreso de las guerras en el cinturón de Kuiper. Se suponía que de esas distancias no era posible regresar, tampoco se suponía que los combatientes formaran familias, pero la naturaleza retoma su curso. Javier, el padre de Nico, nació más allá de la órbita de Neptuno y a pesar de que se aseguraba que los niños nacidos en el espacio tendrían innumerables proble

SOMBRAS

Es la tarde de un día nublado, a lo lejos el horizonte es de una negrura absoluta. Por las calles circulan continuamente pesados camiones y remolques, los cuales han destruido el pavimento, dejando profundos surcos de tierra que se levanta a su paso. La mujer camina con un niño de la mano por la casi inexistente banqueta. Ha de vivir en una de las casas apretujadas entre las fabricas, familias asentadas en los terrenos baldíos de alguna empresa. Camina con decisión, buscando algo con la vista; el niño va a rastras, con voz queda y llorosa se queja y ruega a su madre, la cual con mano firme lo jala con rudeza. En la esquina aparece un anciano indigente. Carga un pesado costal de Yute a sus espaldas; recoge cualquier cosa que encuentra en el suelo: lo examina con mirada de experto, entonces lo mete al costal o lo deja. La mujer apura el paso al encontrarlo y el niño aumenta a su vez los chillidos. El anciano y la mujer discuten algunos minutos, el pequeño trata de zafarse

CUANDO LLEGUE LA SIGUIENTE NAVE

El satélite no tiene nombre, la primera expedición lo acaba de descubrir hace una semana. El gigante gaseoso que orbita es conocido como una serie de cifras en el más reciente catalogo espacial.  Se clasifica como un “dirth snowball”, una bola de nieve sucia; su principal accidente geológico es una fuente termal que debido a las fuerzas de marea hace fluir una corriente de metano líquido, a lo largo de las eras la corriente ha escarbado un largo y ancho cañón y una sucesión de lagos de metano que entre más se alejan de la fuente se hacen más extensos y menos profundos hasta desaparecer en un inmenso pantano de hielo y metano. A la orilla de uno de los lagos descendió la primera expedición.  Una capsula exploradora para dos tripulantes, de tecnología anti gravedad estándar y acceso a la red de túneles sub espaciales. Dentro de ella los dos tripulantes descansan en una litera. “Servando debe morir” piensa desde la litera el capitán Alejandro Briseño. Por más de dos décadas ha vivi

LOS LINDEROS DEL EDEN

Su nombre no tiene importancia, nada en él lo tenía, así lo hicieron pensar y el lo creía.   Llegando casi a la mitad de su vida, decidió que no había nada en el mundo que lo hiciera seguir viviendo. Lleno una solicitud con un bolígrafo prestado a la salida de una estación del tren subterráneo, la coloco en un buzón y se olvido del asunto por un par de años. De esa forma quedo inscrito en una lista de espera de varios miles de solicitantes. Su sorpresa fue mayor cuando recibió el aviso de que  había sido aceptado. La depresión que lo agobiaba al momento de inscribirse era cosa del pasado, así que dudo en aprovechar la oportunidad que le ofrecían.  A lo largo de los días, después de pensarlo una y otra vez, decidió que nuevamente que lo mejor era irse. Los días previos fueron los mas duros de su vida: Tuvo numerosas fiestas de despedida; amigos y familiares le demostraron cuanto lo extrañarían cuando se fuera, una y otra vez le repitieron la misma pregunta: ¿Estas seguro d

ENTROPÍA

Lucio se sirve una copa una copa de Oporto.  Se sienta en su sillón y espera.  Enciende un habano, del cual se desprende gruesas hebras de humo que son absorbidas por el tubo de ventilación mas cercano.  Resopla al mirar el cronometro sobre la puerta de la habitación: todavía faltan unos minutos. Mira a Simón: sentado en su sillón, leyendo un libro. Al sentirse observado levanta la vista, baja sus gafas de lectura y dice: “No tarda en llegar”. Lucio da un trago a su Oporto y vuelve a  mirar el cronometro. ¿Por qué conserva todos esos libros? Se pregunta después de un rato; voltea a mirar a Simón de nuevo, lo ve rodeado de ellos, amorosamente acomodados en estantes sobre tres de las paredes de la habitación. Piensa que es una especie de fetichismo el mantener tantos ejemplares, sobre todo si puede consultarlos de la base de datos. Otro trago y otro vistazo al cronometro: la espera le parece una eternidad, en cierta forma lo es.  Nuevamente divaga respecto a él y su obligado c