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Mostrando entradas de 2013

LA ESPOSA DEL ACROBATA

El circo ya no es lo que era, piensa Esther mientras zurce las mallas de su esposo; sentada en el estribo de la puerta corrediza de la combi 75 que es su hogar. La función esta por comenzar y Ernesto hace sus ejercicios de calentamiento. Durante la función anterior las mallas blancas de su esposo se rompieron en la entrepierna, mientras brincaba entre aros encendidos. El muy bruto no se los dio antes porque se emborracho hasta vomitar después de la función. Esther no sabe porque sigue amando a ese  hombre: borracho, mujeriego y que cada año pierde habilidad y aumenta de peso. Es un hecho que Ernesto no quiere aceptar, esta llegando a la edad del retiro, después no saben que hará. Dando piruetas Ernesto se acerca para recoger sus mallas, impúdicamente se desnuda y se viste a los cuatro vientos en unos instantes. Le da un beso a Esther y se aleja rumbo a la carpa raída instalada en el camellón de una avenida. Esther no ve el acto de Ernesto, no soportaría verlo caer del trapecio

CONSEJO

Mientras medita, Libodio recibe la visita de su padre, muerto mucho tiempo atrás. La imagen ectoplásmica del anciano flota cerca del techo de la habitación. ― Vengo a darte consejo en estos momentos de angustia, hijo mío. Solo escucha y no digas una palabra. Antes de  poder pensarlo, como un reflejo instantáneo, Libodio replica retador. ― Pero ¿Porqué? El espectro paterno arde como las llamas de la ira. ―¿ Lo vez ?  Nunca me escuchas y haces lo contrario a lo que te digo. ¡Encuentra las respuestas tu mismo! La aparición se desvanece en el aire dejando la habitación en una profunda oscuridad. Desde entonces Libodio pasa las noches en vela, invocando al espíritu de su padre, esperando que alguna vez este regrese para darle su orientación.

CUENTO ROSA

Por fin vacaciones, el anhelo al final de un día de trabajo agotador, el pretexto más agradable para ahorrar las quincenas; la oportunidad que Catalina esperaba para cambiar sus perspectivas. Son sus primeras vacaciones sin esposo; le acompaña su hijo Guillermo.  En casi diez años de matrimonio en contadas ocasiones salieron, a lugares que él escogía y que a ella le resultaban tan tediosos. Recuperada su libertad, ahora puede elegir a donde ir y que hacer. En la terraza de su cuarto siente la brisa marina, le revuelve el cabello y hace ondular su ligero vestido. La vista de la bahía fascina a Catalina, el mar azul, las doradas playas, las espumosas olas; aspira el aroma del mar con un profundo suspiro y se convence ella misma que se encuentra allí. Sobre la cama están las maletas, aún sin desempacar, Catalina se ocupa en sacar el equipaje. Guillermo entra corriendo desde el cuarto contiguo, vistiendo su traje de baño. ― ¿Ya podemos ir a la alberca Mami? Catalina toma en lo

LA CABAÑA DEL LOBO

Los insectos nocturnos zumban y chirrían entre las ramas de los árboles en una gran variedad de tonadas.   Hacía todas direcciones la luz de la linterna ilumina los mismos troncos cubiertos de musgo; y la neblina que va deslizándose entre las ramas, envolviéndolo todo con su aliento helado.   Gustavo y Leonor caminan por el sendero, buscando alguna roca o un arbusto familiar que les indique el camino de regreso al campamento. ― Tengo frió. ― Se queja Leonor. ― Si, mi amor, ― responde Gustavo, ― yo también, pero tenemos que seguir moviéndonos hasta encontrar el campamento. ― Estamos perdidos Tavo. ― No te desesperes, no debemos estar lejos. Cuando Gustavo se alejo para buscar leña, cargo con su linterna; pero esta fallo cuando traía algunas ramas a no más de cien pasos de la tienda de campaña y la fogata. Al principio Gustavo pensó que no sería difícil reencontrar el camino de regreso, pero le sorprendió la rapidez con la que uno se puede desorientar en la oscuridad absolu

EL DESPERTAR

Como todos los años, por motivo de mi cumpleaños, publico en esta fecha uno de mis cuentos favoritos. En este caso el cuento que participo en el concurso "la noche antes del fin del mundo" de la revista Conosca Mas. Hace mucho que no soñaba, Marco Antonio sueña que un doctor  de bata blanca y lentes lo observa; con un techo que se mueve, lámparas fluorescentes que pasan frente a sus ojos.  Sueña con una ciudad que no conoce y la recorre en automóvil; que esta en casa, listo para salir a la fiesta de graduación.  Algo le pica en el brazo y despierta.  Reconoce a Helena su madre, le esta inyectando; retira la aguja y coloca un algodón en la articulación del codo, levanta la vista y le sonríe. ― Hola mi vida ¿Cómo te sientes? ― Marco Antonio esta confundido, tan débil que no puede moverse y no puede recordar porque esta así. ― Estoy bien. ― Responde.  Helena lo levantas hasta dejarlo sentado en la cama, recargando su espalda con numerosas almohadas contra la pared. M

RESEÑA: EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLA

Navegando por el río Tamesis un barco encala en un banco de arena. Los marineros se disponen a esperar la marea alta para proseguir su viaje a los confines de la tierra. Charles Marlow, viejo y experimentado hombre de mar inicia un relato para entretener a sus compañeros. Reflexiona acerca del conocido y confiable Tamesis; dos mil años atrás para los conquistadores romanos que fundaron Londres este debió ser un lugar salvaje y aterrador. Estos pensamientos que lo obsesionan dan pie a que rememore la expedición que años atrás dirigió hacia lo alto del río Congo. "El corazón de las tinieblas" es un relato de Joseph Conrad, que en el cine adapto Francis Ford Copola en la cinta Apocalipsis Now,  nos muestra un viaje perturbador hacia el interior del continente africano; un viaje en el que el salvajismo del paisaje, así como el de los nativos, rivaliza con el barbarismo de los colonizadores y lo que es mas perturbador, aquel estrato de salvajismo dentro de cada uno de nosotros,

MUSICA AMBIENTAL

-Ya no existen lugares como este. Comenta un parroquiano con otro, sentados en una mesa del Restaurante.  El Hombre Gris lo escucha desde su lugar en la barra del Bar. Se sonríe para sus adentros; que ironía que precisamente ellos digan eso, que es tan cierto. -Ya no hay lugares como este,- prosigue, - donde puedes tomarte una copa tranquilamente por unos cuantos pesos. El Hombre Gris da un trago a su cerveza y mira a su rededor. Mira las pequeñas mesas de madera y la gente sentada alrededor de ellas, empleados, burócratas en su tiempo libre, alguno que otro borracho, unas pocas mujeres bien acompañadas. Mira las paredes descoloridas, decoradas con cuadros de todos tamaños, paisajes, retratos, y desnudos, la mayoría bastante mediocres. Por la puerta de la calle se cuela la segadora luz del sol, y el continuo movimiento de sombras adivina el intenso paso de vehículos y peatones por la avenida. Frente a él esta un largo espejo de bordes ornamentados, rodeado de vasos

SENTIDOS OPUESTOS

El mesero sirve las bebidas sobre la mesa; antes de tomar su copa, Bernardo mira la mujer que tiene enfrente: Su cabello castaño, largo y lacio, su amplia sonrisa;   su mentón afilado;   sus senos pequeños que se asoman por el   escote de su vestido negro. Sofía toma su bebida, lo que humedece sus labios. Bernardo desvía la mirada, algo ha llamado su atención al gran ventanal del centro de convenciones, y tras este, la pista del hipódromo aledaño; a lo lejos ve a los caballos en el arrancadero;  “número cinco; Gallardo, diez a uno”. Regresa la mirada a su acompañante: no hace falta que vea el desarrollo de la carrera. ― ¿Dijiste algo? ― pregunta ella. ― Oh nada, solo estaba pensando en voz alta. ¿Sabes? Si estuviéramos en el lado contrario de la pista le apostaría al numero cinco, pocas veces tengo una visión tan clara de un ganador. ― Eso es porque la carrera esta arreglada. ― ¿En serio? Supongo que alguien va a tener grandes ganancias. ― Puedes averiguarlo, la carre