Han pasado varios meses desde que no tomaba en sus manos el llavero, un juego con la llave de la puerta y la del zaguán, una más para el candado de la cochera, una pequeña navaja suiza y la llave del automóvil. En realidad, buscaba el rollo de cinta para aislar dentro de ese bote de hojalata arriba del locker, en su lugar encuentra las llaves y su pensamiento de inmediato se dirige al automóvil. “Un automóvil parado debe encenderse de vez en cuando para evitar que el motor se pegue”. Piensa mientras sus pasos se dirigen a la cochera. Una capa de polvo se ha acumulado sobre el vehículo. Abre la puerta y se sienta frente al volante sintiéndose acogido por el sillón, dentro del coche todo sigue como la última vez que estuvo allí, incluso una botella de agua a la mitad, un montón de recibos de casetas de cobro en el portaobjetos del tablero, el CD de rock en tu idioma insertado en el estéreo. Enciende la máquina y contrario a su expectativa arranca con docilidad y prestancia. “Estás...
Un dia decidi escribir; tome una libreta y un lapiz. Otro dia me comprometi a ser escritor; compre una maquina de escribir. Despues me di cuenta que no podia seguir escribiendo en papel; me consegui una computadora. Ahora, no lo se; quiero mostrar lo que he hecho y lo que habre de hacer.