Han pasado varios meses desde que no tomaba en sus manos el llavero, un juego con la
llave de la puerta y la del zaguán, una más para el candado de la cochera, una pequeña navaja suiza y la llave del automóvil.
En realidad, buscaba el rollo de cinta para aislar dentro de ese bote de hojalata arriba del locker, en su lugar encuentra las llaves y su pensamiento de inmediato se dirige al automóvil.
“Un automóvil parado debe encenderse de vez en cuando para evitar que el motor se pegue”. Piensa mientras sus pasos se dirigen a la cochera.
Una capa de polvo se ha acumulado sobre el vehículo. Abre la puerta y se sienta frente al volante sintiéndose acogido por el sillón, dentro del coche todo sigue como la última vez que estuvo allí, incluso una botella de agua a la mitad, un montón de recibos de casetas de cobro en el portaobjetos del tablero, el CD de rock en tu idioma insertado en el estéreo.
Enciende la máquina y contrario a su expectativa arranca con docilidad y prestancia. “Estás ansiosa por salir a la calle ¿verdad?” murmura mientras acelera y escucha la respuesta inmediata en revoluciones.
Se siente tan bien estar allí adentro en el cálido habitáculo, aspirando el aroma de automóvil que a pesar de los años no desaparece, arrullado por el ronroneo del motor. Enciende la radio.
Nada costaría sacarlo a dar la vuelta, perderse por algunas horas yendo a cualquier lado o a ningún lugar. Pero no puede.
Recuerda las largas travesías que ambos realizaron, con nostalgia evoca la sensación de rodar por la carretera, el aire frío entrando por la ventana, el café caliente comprado en una gasolinera, lejos de cualquier ciudad.
Recuerda sus lentes oscuros para conducir. Abre la guantera para sacarlos y no los encuentra; en cambio sus dedos dan con el rollo de cinta de aislar que buscaba al principio.
“La caja de velocidad está estropeada”, recuerda con tristeza, rememora el suplicio que fue regresar a casa del último viaje y preguntar a varios mecánicos la posibilidad de repararla. Una caja de velocidades nueva le devolvería la vida a su automóvil, pero todos dicen que uno nuevo sería mejor.
Da un fuerte suspiro antes de apagar el motor, sale con el rollo en la mano y cierra con llave la puerta regresa hasta el locker y pone el llavero dentro del bote.
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