Así es como decidimos llamar a la aventura editorial que inicio en el año de 1999 y dio su primer paso en el año 2000: VOCES DE LA PRIMERA IMPRENTA, Revista Mexicana de Literatura; la cual pretendía en su concepción ocupar parte del espacio dejado por la extinta revista “el cuento” de Edmundo Valadez.
“De la primera imprenta” por la obvia razón de que surgía del taller literario de la Casa de la primera imprenta de América impartido por el maestro Arturo Arredondo.
“Voces” porque como nos decía Arturo Arredondo: Un escritor es sus voces; es decir que para lograr el dominio del arte de escribir, el escritor debe manejar toda una multitud de voces: formas de hablar, de pensar y de actuar de sus propios personajes en concordancia consigo mismos.
Este proyecto fue, quizás, el signo de madurez de la generación de escritores que inicio el taller desde el año del 96; para el final de la década éramos una docena, cada uno con temas y estilo personal; en el número 0 aparecieron textos delos siguientes autores:
Patricia Quintero Soto con “La Tía Manuela”, abordando temas femeninos con un toque de sensualidad.
Julio Morales con “La Lupe”, un cuento que lleva su consigna al extremo con una sorprendente y divertida vuelta de tuercas.
Beatriz Argelia González con “Periplo de recuerdos” en el que retoma el clásico ejercicio: “Escribe la historia de una viejita que amanece sin dinero para comer.”
Su servidor Luis Flores con un cuento que pueden encontrar en este mismo Blog: “Abra la boca”
Elitiostaga con “Steel Troump”, un cuento de violencia urbana con el descarnado estilo que Julieta (alias Elitiostaga) cultivo en el taller.
Sergio Ospina con “Herencia Demorada” cuento que lleva a su personaje por un camino de desesperación ante todos los obstáculos que se le presentan.
Elvira Villaseñor con “Sorpresas del candor” historia en la que constatamos que la inocencia es creer que existe inocencia.
Fabián García Ramos con “El encuentro” sobre la iniciación y los sabios consejos que recibe una mujer al dedicarse al oficio mas antiguo del mundo.
Jorge Enrique Escalona con “Falocracias” un ramillete de cuentos cortos, gozosos que apelan la complicidad del lector.
Esteban González con “Un episodio veneciano” y “El inmortal” relatos de necrofilia y vampirismo que Esteban desarrolla con exquisitez.
Luis de Pablos con “Eco callado” relato lleno de añoranzas por los amores lejanos, en tiempo y en distancia.
Jaime Ortiz con “Cosas de la Evolución” una historia que desborda imaginación con el característico estilo barroco de Jaime.
Sergio Vicario con “Color de la poesía” una muestra de lo que el poeta de nuestro taller ha destilado.
Guadalupe Bucio Gaona con “La noche de las mojarras” relato de celos, muerte y paranoia, escrito con la pasión que caracteriza a Lupita Bucio.
Por último Arturo Arredondo con “Encuentros con Maluza” un relato de nuestro maestro del taller, incluido como humilde homenaje a quien nos convoco al oficio de las letras.
Como proyecto autogestivo los costos de producción se cubrieron con la aportación de cada uno de los autores; logrando un primer número de características peculiares: Por falta de un diseñador grafico, careció de ilustraciones en el interior, el papel revolución en el que se imprimió fue económico y le dio un aire austero a toda la revista; sobre todo, el material de la cubierta: cartulina impresa en color verde, negro y gris, encuadernado con grapas, provoco la primera inconformidad en el grupo, pues a muchos les pareció demasiado rustica. Al final fue bien aceptada bajo la premisa de que un material resistente era preferible para un proyecto que en ese momento tenía un futuro impreciso.
La revista fue mejor recibida de lo que esperábamos, de un tiraje de 1000 ejemplares una buena cantidad fue vendida en las presentaciones y lecturas publicas del taller; otro tanto fue repartido a cada uno de los colaboradores y muchas otras fueron dadas en cortesía; lo cual nos animo a proseguir el proyecto con un nuevo número, del cual hablare en otra ocasión.
Para concluir quisiera incluir el prologo que nos escribió Arturo como motivo del primer número de la revista:
A manera de prólogo
Las generaciones literarias van y vienen; los escritores noveles se agrupan a propósito de una idea, un proyecto, una pasión y cada grupo sueña con hacer una revista. Algunas de estas revistas ven la luz, se dan a conocer y duran un tiempo circulando, deslumbrando a sus lectores con sus propuestas, sus intentos e incluso sus virtudes.
Cada grupo tiene sus “ideólogos”, sus “soñadores”, sus “hombres tea”, que se incendian con su mensaje. Así hemos visto nacer, crecer y morir infinidad de revistas literarias. Nada nuevo bajo el sol, ya lo marca el Eclesiastés en la Biblia; pero esta revista no pretende imponer un credo, ni marcar una idea; pretende, eso si, mostrar a los demás interesados en el tema (los jóvenes escritores que le apuestan al futuro) los trabajos que están haciendo, cómo escriben, qué hacen, cómo se rascan esa parte de la espalda donde no alcanzan los dedos ni las uñas.
Este es el primer número de una revista literaria que intenta mostrar el esfuerzo de un grupo de jóvenes escritores que han batallado semana a semana en el taller literario instituido en la casa de la primera imprenta de América hace ya algunos años. Los resultados han sido sorprendentes, incluso para mi, viejo lobo marino que ya no me asombro de mucho.
Pero aquí están, son cuentos y poemas; no hay diatribas, ni un mensaje subliminal, ni un intento secreto por subvertir la literatura mexicana, es nada más y nada menos que mostrar el trabajo que realizan cada tarde de sábado en la Primera Imprenta; de lo que ellos logren con estos cuentos, solo el tiempo lo dirá. Insistieron en que yo incluyera un relato, me negaba, pensaba siempre que este espacio era suyo; pero de tanto insistir me convencieron y encontrarán también un bodrio mío que a lo mejor les gusta.
Con amor Arturo Arredondo.
“De la primera imprenta” por la obvia razón de que surgía del taller literario de la Casa de la primera imprenta de América impartido por el maestro Arturo Arredondo.
“Voces” porque como nos decía Arturo Arredondo: Un escritor es sus voces; es decir que para lograr el dominio del arte de escribir, el escritor debe manejar toda una multitud de voces: formas de hablar, de pensar y de actuar de sus propios personajes en concordancia consigo mismos.
Este proyecto fue, quizás, el signo de madurez de la generación de escritores que inicio el taller desde el año del 96; para el final de la década éramos una docena, cada uno con temas y estilo personal; en el número 0 aparecieron textos delos siguientes autores:
Patricia Quintero Soto con “La Tía Manuela”, abordando temas femeninos con un toque de sensualidad.
Julio Morales con “La Lupe”, un cuento que lleva su consigna al extremo con una sorprendente y divertida vuelta de tuercas.
Beatriz Argelia González con “Periplo de recuerdos” en el que retoma el clásico ejercicio: “Escribe la historia de una viejita que amanece sin dinero para comer.”
Su servidor Luis Flores con un cuento que pueden encontrar en este mismo Blog: “Abra la boca”
Elitiostaga con “Steel Troump”, un cuento de violencia urbana con el descarnado estilo que Julieta (alias Elitiostaga) cultivo en el taller.
Sergio Ospina con “Herencia Demorada” cuento que lleva a su personaje por un camino de desesperación ante todos los obstáculos que se le presentan.
Elvira Villaseñor con “Sorpresas del candor” historia en la que constatamos que la inocencia es creer que existe inocencia.
Fabián García Ramos con “El encuentro” sobre la iniciación y los sabios consejos que recibe una mujer al dedicarse al oficio mas antiguo del mundo.
Jorge Enrique Escalona con “Falocracias” un ramillete de cuentos cortos, gozosos que apelan la complicidad del lector.
Esteban González con “Un episodio veneciano” y “El inmortal” relatos de necrofilia y vampirismo que Esteban desarrolla con exquisitez.
Luis de Pablos con “Eco callado” relato lleno de añoranzas por los amores lejanos, en tiempo y en distancia.
Jaime Ortiz con “Cosas de la Evolución” una historia que desborda imaginación con el característico estilo barroco de Jaime.
Sergio Vicario con “Color de la poesía” una muestra de lo que el poeta de nuestro taller ha destilado.
Guadalupe Bucio Gaona con “La noche de las mojarras” relato de celos, muerte y paranoia, escrito con la pasión que caracteriza a Lupita Bucio.
Por último Arturo Arredondo con “Encuentros con Maluza” un relato de nuestro maestro del taller, incluido como humilde homenaje a quien nos convoco al oficio de las letras.
Como proyecto autogestivo los costos de producción se cubrieron con la aportación de cada uno de los autores; logrando un primer número de características peculiares: Por falta de un diseñador grafico, careció de ilustraciones en el interior, el papel revolución en el que se imprimió fue económico y le dio un aire austero a toda la revista; sobre todo, el material de la cubierta: cartulina impresa en color verde, negro y gris, encuadernado con grapas, provoco la primera inconformidad en el grupo, pues a muchos les pareció demasiado rustica. Al final fue bien aceptada bajo la premisa de que un material resistente era preferible para un proyecto que en ese momento tenía un futuro impreciso.
La revista fue mejor recibida de lo que esperábamos, de un tiraje de 1000 ejemplares una buena cantidad fue vendida en las presentaciones y lecturas publicas del taller; otro tanto fue repartido a cada uno de los colaboradores y muchas otras fueron dadas en cortesía; lo cual nos animo a proseguir el proyecto con un nuevo número, del cual hablare en otra ocasión.
Para concluir quisiera incluir el prologo que nos escribió Arturo como motivo del primer número de la revista:
A manera de prólogo
Las generaciones literarias van y vienen; los escritores noveles se agrupan a propósito de una idea, un proyecto, una pasión y cada grupo sueña con hacer una revista. Algunas de estas revistas ven la luz, se dan a conocer y duran un tiempo circulando, deslumbrando a sus lectores con sus propuestas, sus intentos e incluso sus virtudes.
Cada grupo tiene sus “ideólogos”, sus “soñadores”, sus “hombres tea”, que se incendian con su mensaje. Así hemos visto nacer, crecer y morir infinidad de revistas literarias. Nada nuevo bajo el sol, ya lo marca el Eclesiastés en la Biblia; pero esta revista no pretende imponer un credo, ni marcar una idea; pretende, eso si, mostrar a los demás interesados en el tema (los jóvenes escritores que le apuestan al futuro) los trabajos que están haciendo, cómo escriben, qué hacen, cómo se rascan esa parte de la espalda donde no alcanzan los dedos ni las uñas.
Este es el primer número de una revista literaria que intenta mostrar el esfuerzo de un grupo de jóvenes escritores que han batallado semana a semana en el taller literario instituido en la casa de la primera imprenta de América hace ya algunos años. Los resultados han sido sorprendentes, incluso para mi, viejo lobo marino que ya no me asombro de mucho.
Pero aquí están, son cuentos y poemas; no hay diatribas, ni un mensaje subliminal, ni un intento secreto por subvertir la literatura mexicana, es nada más y nada menos que mostrar el trabajo que realizan cada tarde de sábado en la Primera Imprenta; de lo que ellos logren con estos cuentos, solo el tiempo lo dirá. Insistieron en que yo incluyera un relato, me negaba, pensaba siempre que este espacio era suyo; pero de tanto insistir me convencieron y encontrarán también un bodrio mío que a lo mejor les gusta.
Con amor Arturo Arredondo.
Comentarios
Agradezco que hayas publicado una mención a la revista y el prólogo de Arturo Arredondo. Lo mejor es que ese proyecto no fue efímero: duró, maduro y hoy varios permanecemos en esta nave llamada literatura.
Amigo, un abrazo con mi gratitud y admiración.
Jorge Enrique Escalona